Imagen de Duane Michals |
Esta tormenta fúnebre que se identifica hasta con el trueno de mis pesares,
y su mar que no cesa como mi pena cayendo por el desagüe de lo que ni la merece.
Pues ya ni son, ni serán, más que pesadillas en mi cabeza.
No hay rincón externo ni interno por el que el frío no me absorba.
La única luz que alcanzo a ver, es la que me parte.
Noches en las que retumban mis pensamientos, y me chillan acorralándome:
¿acabará pronto? ¿acabará ya? ¿acabará?
Y no deja de llover, y muero congelada. Y los días siguen pasando,
y no para.
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