Boe Marion |
El ranúnculo me removió,
quise que fuera
indiferencia
pero estaba allí, ante mí
y yo tampoco me moví
Comencé a fijarme en la caída
de sus hojas
en su amarilla presencia me embelesé
"tiempo" no existía al mirar la flor
Entonces la probé
y me pregunté
si me miraría como yo la miro
ella
a mí
también
Pronto me vino el veneno
Sentí las hortensias crisparme el ser
El odio se apoderó de mí
taladré el único espacio que poseo
con bulla
No se inmutó
no dijo nada
más que la brisa
meciendo
sus pétalos
Quise irme,
dejar de verla, pero
sin embargo
seguí
allí
observando el movimiento
de sus colores
ignorando las stretlitzias
y los girasoles
sin cielo
ni mar
ni tierra
sin sentido y sin sentir
la fresca hierba
entre mis dedos
Cuando hube recogido todas
mis necesidades vitales del suelo
mi espíritu
mi cuerpo
mi mente
el ranúnculo
seguía
allí
sin verme
pero ya me daba igual
me era indiferente
me fundí con el barro
admiré su doloroso dulce
siempre viejo y sabio
paisaje.