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sábado, 4 de enero de 2020

2017 fue un año intenso.



Vivimos sumergidos en una época que parece hacernos sentir que para todo llegamos siempre tarde.  En un mundo en el que “está todo inventado” “está todo pensado” y “está todo dicho” uno se cuestiona ¿y qué hago ahora yo? ¿qué aporto?  Nos desesperamos por dar más, ser más –y no menos, nunca menos.- asfixiados por el miedo narcisista a fallar. Y así, nos ofuscamos en la rutina y las expectativas que el mundo exterior focaliza en cada uno de nosotros. Acorralados en la ansiedad del yo del mañana, del futuro, olvidándonos del yo del ahora. Dejando de lado, casi sin ser conscientes, lo que somos y lo que queremos ser realmente, por suplir las expectativas de un mundo podrido que ha olvidado su naturaleza, que ignora su pasado. Pendientes de las fechas marcadas en el calendario como “importantes” –navidad, cumpleaños, semana santa-, plazos de trabajo, etc. Mientras la vida sucede, mientras todo pasa y nos vamos desgastando. Y vemos con indiferencia las guerras, y el hambre y todo lo ajeno a uno mismo y a su entorno. Pero en nuestro interior es inevitable saber, aunque sea de forma inconsciente, que no estamos siendo, sino fingiéndonos ser, con la ya típica máscara del individuo del s. XXI. Este caracterizado por la prisa y todo lo anteriormente nombrado.
Y, sí; “vivimos sumergidos en una época que parece hacernos sentir que para todo llegamos siempre tarde." pero, paradójicamente, vivimos esperando. Sin querer ser conscientes de ello, lo hacemos. Esperando a esa entrega de un proyecto que nos satura la mente, al cumpleaños y su fiesta de celebración, o a la navidad y el caos de las compras y la gente y el agobio, y “qué pasen ya estas fechas.” Esperamos a que se sucedan mientras estamos envueltos en ellas, y ajenos a uno mismo, en nuestra burbuja de quehaceres. Postergamos lo que realmente querríamos hacer “para cuando haya tiempo.” Y los calendarios van pasando y acumulándose año tras año en algún rincón de la casa que ya mira con indiferencia como nada cambia. Y seguimos, ilusamente, esperando no solo a que lleguen y se pasen esos días y con ellos el nervio que provoca aguardarlos, sino, lo que es aún más triste, vivimos esperando “a tener tiempo” para el yo que somos auténticamente. Nos postergamos para mañana, mientras le ofrecemos el primer lugar de nuestra vida a todo lo ajeno. Vivimos esperando a ser valientes para decidir ser quienes somos en realidad, mientras nos dejamos llevar hacía la “falsa felicidad” de ser lo que el resto espera de nosotros.




Cristina Peri Rossi, Estrategias del deseo

3 comentarios:

  1. ¿Acaso importa? Vivimos en una época en que la gente vive corriendo ¿Y qué? Nadie nos obliga a hacerlo ¿verdad? Es posible que la mayoría de la gente viva con esa mentalidad pero ¿esto debe importarnos? en mi humilde opinión lo importante en esta vida es que cada uno la disfrute como crea conveniente; a lo largo de mi vida me he encontrando con mucha gente -realmente no ha sido tanta- y esta gente tenía formas diferentes de vivir la vida y siempre se repetía el mismo problema: cada persona trataba de defender su forma de vivir como "la mejor", y esto en cierta forma puede que sea cierto, quizá esa forma de vivir la vida sea la mejor para ti pero esto no es aplicable a cada individuo, y seguro que si buscamos encontraríamos una forma de que tu manera de vivir la vida sea incluso mejor ¿pero realmente hace falta eso? No creo, si vivimos felices tenemos que dejar de complicarnos la vida juzgando al resto, cada uno es diferente y disfruta de cosas diferentes, la vida no necesita reglas y buscamos ponérselas, esto nos lleva a estar enfadados con el mundo, con la gente, con sus decisiones... creo que me he ido un poco y por ahora pararé aquí.

    Bueno, no se me da muy bien esto de escribir y puede parecer que esté en contra de tu vlog y no es así, simplemente quise soltar un poco lo que tengo dentro.
    Un saludo, este semi-anónimo te seguirá leyendo.

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  2. ¡Buenas querido anónimo!
    Gracias por la opinión, invita a reflexionar y ¡eso es siempre bienvenido!
    La pregunta sería quizá si somos realmente felices con este ritmo de vida, y si somos realmente libres eligiéndola. Es cierto que cada cuál puede vivir como considere -¡eso es maravilloso!- Y no me gustaría que se interpretase que trato de imponer mi manera de vivir como "la mejor" porque no es eso lo que pienso. Pienso en Erich Fromm y en su libro "El miedo a la libertad"; él distingue entre dos tipos de libertad, uno caracterizado por la posibilidad de poder actuar de una manera u otra (esto gracias al desarrollo histórico y a la situación que de ahí se ha venido dando) y un otro vinculado a la libertad mental. Este último considero que es muy importante porque puede que uno crea estar eligiendo la vida que desea y en el fondo no sea así por no haber alcanzado el desarrollo mental que le permita ser libre de ambas maneras. No digo con esto que yo lo haya alcanzado, para nada, también soy hija de nuestro tiempo.
    Es cierto lo que comentas del estar enfadados con el mundo, en el momento en el que lo escribí lo estaba y mucho. También coincido en que esa rabia no es sana. Pero considero que no hay que restarle importancia a la cuestión; que debería tenerse presente en nuestro día a día, no como obsesión negativa e ira, sino como entendimiento de la realidad, como una manera de cuestionarse el por qué de nuestras elecciones, de aproximarnos más a uno mismmo y de tratar de aportar lo posible para hacer más llevadera y consciente la vida. Aunque coincido contigo, hacer o no hacer esto es una decisión personal y totalmente respetable.

    Gracias por compartir tus pensamientos, yo encantada de que generen debate por estos lares,
    ¡un abrazo!

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  3. No esperaba una respuesta de este calibre la verdad. Me encantaría haber leído ese libro de Erich para poder entender bien lo que me dices ya que claro, solo por el texto entiendo que al hablar de la "primera" libertad hablamos de la supuesta libertad que nos ha dejado el legado humano y que la otra libertad viene de la forma de ser del sujeto, "inteligencia", relaciones, etc. Aún así optaré por leer el libro para comprenderlo realmente y no solo bajo mi entendimiento. A decir verdad en mi marco mental las palabras libertad y felicidad tienen probablemente una definición muy distinta a la tuya, jamás me he adentrado en intentar descubrir como obtener cualquiera de las mencionadas -ni me he interesado por ellas- quizás por esto creo que no estoy al nivel que debería para poder mantener la conversación contigo.

    Debería intentar tener este concepto presente como bien dices, la cosa es que no se hasta que punto eso puede causar frustración ya que al tenerla presente nuestra naturaleza hará que tratemos de alcanzarla y a lo mejor esa felicidad que ya tienes o tuviste se ve eclipsada por esa búsqueda. No soy un buen ejemplo para este tema de conversación ya que no me preocupo por ello, vivo mi día y creo que soy feliz, o al menos lo veo así, ahora mismo me veo feliz y no se como estaré mañana y ni siquiera se como estoy hoy, quizá hoy no soy feliz pero yo creo que si ¿Era más feliz ayer? ¿Lo era menos? Eso si podría compararlo ¿Pero acaso importa? Que lo compare no volverá este día mejor o peor... La verdad es que no se si llegué a responder del todo, pero bueno, prefiero que sea así para que haya más oportunidad de "diálogo".

    Un abrazo para ti también y gracias por tu tiempo.

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  Artist: Brett Allen Johnson Yo no soy esa. Bueno, sí sigo siendo Pero sin ser. No sé si me explico; Soy y no soy Sigo y no sigo siendo es...