la hora, así, sin más, sujetando en la mano un ramo de flores cómo para compensar eso y más. Al asomar mi cabeza por la ventana para visualizar quien se atreve a tocar sospechosamente a unas horas tan extrañas, me sorprendes con una sonrisa y una disculpa, cómo Romeo se dirigió a su Julieta bajo el balcón hasta el que luchó por llegar y desde el que abajo, relataba su amor a la amada pero en nuestro lugar, no unicamente por la lucha por el amor sino también por una búsqueda mutua de la paz.
Otra vez me ha vuelto a pasar, es sólo una ilusión tonta de medianoche, algo que nunca pasará y que me hubiera gustado que hubiese pasado. Sí, ojalá hubiera pasado, ojalá hubieramos evitado juntos
ese tragico final, no separados, no yo sola, porque es cosa de dos, y ahora sabrás que yo sola ni pude ni podré.
Inevitablemente nos llegó el final que tanto el orgullo como la rabia quisieron saborear.
Y quizás lo peor sea todo ese amor que ha quedado desperdiciado.
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